IN MEMORIAN

En el ANIVERSARIO de MANUEL y FIDEL:

FORESTALES MUERTOS por el FUEGO en León

Flaviano Casas Martínez

Tras la tragedia de Ponjos, donde varios trabajadores forestales perecieron víctimas de un incendio en el monte, León cobra de nuevo protagonismo por la celebración del primer aniversario del fallecimiento, en similares circunstancias, de los infortunados brigadistas.

El día 28 de Agosto se ha convertido ya en fecha conmemorativa, de dolor y recuerdo por cuantos año tras año son presa de las llamas o el humo en el "altar" del monte. Plantaciones simbólicas, casi siempre de robles, para significar la fortaleza y el espíritu de sacrificio de estos hombres. Cruces de piedra en riscos, faldas y quebradas, para perpetuar el recuerdo de genuinos trabajadores que desempeñaban el duro cometido con auténtico amor a la Naturaleza.

Familiares, compañeros y amigos han propuesto recientemente levantar una cruz en esa chimenea montaraz donde el fuego galopó a lomos del viento, donde la muerte sorprendió a los trabajadores en lo que se denomina comúnmente trampa-ratonera mortal. En estas circunstancias de máximo peligro en la extinción, se requieren tres cosas: ropa ignífuga y útiles homologados de bombero, apagar desde zona quemada tras el viento, y sobre todo tener en cuenta que la vida de los trabajadores vale más que los árboles.

Tras estas y similares muertes cabe preguntarse: por qué se incendian los montes, por qué se queman los trabajadores, y EXIGIR responsabilidades. Pues como profesional en la materia, con más de veinte años de experiencia y otros avales, no puedo admitir las afirmaciones dadas en su día por el responsable del Consejo Comarcal del Bierzo, quien achacó la tragedia a la fatalidad, o la repetida frase inculpatoria de responsables políticos, referida al "cambio del viento".

Ante todo, responsabilidad. Porque la situación en que se encuentra el Sector Forestal, los trabajadores y personal de montes, ha cambiado significativamente y Vds. apreciarán en qué sentido. Más personal, más medios, más presupuestos para incendios. Todo se cifra ya en miles de millones.

Sin embargo, la prevención, la seguridad de los trabajadores, la profesionalidad, la organización, y la responsabilidad, están a mi juicio por debajo de los niveles mínimos de exigencia e intervención de los sindicatos mayoritarios, de la Inspección de Trabajo y de la propia JUNTA de Castilla y León.

Los incendios se apagan en invierno, con los trabajos realizados tradicionalmente por obreros forestales fijos o fijos-discontínuos. Según mi criterio, la parafernalia de hombres y medios, la falta de prevención y organización, ponen en este día una nota más triste aún, que cierra la puerta a la esperanza del antaño pujante Sector Forestal. Cabe decir finalmente que cuantos trabajamos en montes, recordamos en esta fecha a los queridos e inolvidables forestales leoneses Manuel García y Fidel Brañas. En Palencia hemos celebrado un emotivo acto de solidaridad y fraternal recuerdo por los compañeros fallecidos en los Montes de OENCIA.